Perseverar puede determinar nuestras posibilidades de éxito más que cualquier otra característica.
Si leemos sobre los ganadores del Premio Nobel, todos tienen historias diferentes. Pero comparten una cosa: la gente que los conoce siempre describe cómo esa persona nunca se rindió. Un experimento científico de dos años puede fracasar, y ese científico estará de vuelta en el laboratorio a la mañana siguiente, averiguando qué puede aprender de lo que salió mal.
¿Qué puedes hacer como mamá o papá para educar a ser perseverantes?
Habla de perseverancia con tu hijo
El primer paso para tener un hijo perseverante es que entienda qué es la perseverancia y para qué sirve. Para ello, puedes contarle historias tuyas o de otras personas que resulten inspiradoras para él.
Reconoce la persistencia.
Reconócele a tu hijo cuando se esfuerce en algo, independientemente del resultado. Alégrete cuando no se rinda.
Espera que tu hijo que es persistente a veces se resista
Si tu hijo tiene el valor de sus convicciones, entonces quiere lo que quiere y no está necesariamente abierto a alternativas. No pasa nada. A medida que crezca, ganará flexibilidad. Eso sí, espera más rabietas de lo habitual cuando sea pequeño.
Enseña a tu hijo a ser responsable
Las responsabilidades vienen de la mano de la perseverancia, sin ellas los niños no tendrían nada por qué esforzarse. Dale algo que le obligue a buscar soluciones, a intentar alcanzar un objetivo. Siempre buscando actividades acordes a su edad y desarrollo.
Ayúdalo… pero no hagas todo por él
Los niños necesitan tiempo para hacer sus propios intentos, para equivocarse y seguir probando. Puedes darle una mano ¡no hagas las cosas por él! De esta manera, le enseñarás también que pedir ayuda es bueno y muchas veces necesario para conseguir un objetivo.